Recuerdo las navidades cuando eran navidades. El nacimiento en la esquina, un pesebre plagado de becerros, vacas, pastores, luces tilitando en pares a destiempo y papel verde con manchas de colores.
Los “Para: / De:…..” arrumados e imponentes, el ligero almuerzo que daba pase a la contundente cena (sin pavo para mí; hasta ahora), el chocolate caliente y los panetones sin pasas.
La tienda a mitad de cuadra con su aparador de vidrio lleno de cohetecillos, trompos incendiarios, paracaidistas de bengala y rascapies. Los amigos que tengo y los que perdí, buscándome para jugar a la carrera de silbadores, a los rambo infantiles con los cohetes y tronadores, al duelo de espadas de polvora hechas chispita. Y el humo que iba entrando.
Los programas de televisión, los recuentos de fin de año de 24 Horas, los comerciales, los conciertos enteros por algún canal, la natividad en el otro extremo del mundo por otro. Y el humo seguía entrando.
Esas eran mis navidades cuando eran navidades. No las he perdido. En algún momento, quizá por esta fecha, se las regalé a mis primos pequeños, los enanos, los bulleros. Ellos viven su navidad, esta navidad, la navidad que alguna vez yo viví. Claro que hoy, pues el humo se hizo humo y sólo flotan de la mano en la sala la ingenuidad y la impaciencia con dientes de leche por caer.
Los “Para: / De:…..” arrumados e imponentes, el ligero almuerzo que daba pase a la contundente cena (sin pavo para mí; hasta ahora), el chocolate caliente y los panetones sin pasas.
La tienda a mitad de cuadra con su aparador de vidrio lleno de cohetecillos, trompos incendiarios, paracaidistas de bengala y rascapies. Los amigos que tengo y los que perdí, buscándome para jugar a la carrera de silbadores, a los rambo infantiles con los cohetes y tronadores, al duelo de espadas de polvora hechas chispita. Y el humo que iba entrando.
Los programas de televisión, los recuentos de fin de año de 24 Horas, los comerciales, los conciertos enteros por algún canal, la natividad en el otro extremo del mundo por otro. Y el humo seguía entrando.
Esas eran mis navidades cuando eran navidades. No las he perdido. En algún momento, quizá por esta fecha, se las regalé a mis primos pequeños, los enanos, los bulleros. Ellos viven su navidad, esta navidad, la navidad que alguna vez yo viví. Claro que hoy, pues el humo se hizo humo y sólo flotan de la mano en la sala la ingenuidad y la impaciencia con dientes de leche por caer.
6 comentarios:
Feliz navidad para ti tambien
Un bso muy grade
ho ho ho
jaja
FEliz navidad azulado!
q la pases d la PM
Oe tio... ya pues, Feliz Navidad y estamos hablando. Come rico.
Slaudos navideños.
Te hubieras comprado tu Mama Rata para que disfrutes las fiestas, volando un pedazo de la tierra.
Slaudos.
las navidades han cambiado y nosotros también... un beso, espero la hayas pasado lindo
=( yo también lo pasaba algo parecido a ti, ahora naaada! ='(
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